viernes, 2 de mayo de 2014

Madurez



La madurez, en los seres humanos, puede asociarse a un nivel biológico con el desarrollo y el pleno funcionamiento de los órganos sexuales. Para la psicología, sin embargo, no hay una edad que asegure haber logrado la madurez emocional.

En concreto cuando hablamos de madurez emocional nos estamos refiriendo al hecho de que una persona en cuestión cuenta con un pensamiento y una conducta, tanto sobre sí misma como sobre el resto del entorno, que indiscutiblemente la alejan de cualquier tipo de actitud que se pueda definir como infantil.

En este sentido, las principales muestras de que una persona es madura son que acepta las críticas y las analiza y estudia para mejorar, que sabe controlar sus ataques de mal genio, que siempre acepta las consecuencias de sus actos sin ampararse o justificarse en excusas, que establece que nada es blanco o negro pues siempre hay un término medio o que ha superado la fase de envidia y celos por los demás.

No obstante, no son las únicas señas de identidad que se emplean para considerar que una persona ya goza de madurez. Así, por ejemplo, también se establece que entre sus virtudes se tienen que encontrar el que escuche de una manera reflexiva y tolerante las opiniones de otras personas, que no busca de modo continuo los defectos en los demás, que no se preocupa de manera innecesaria de las cosas que no puede controlar ni remediar o que no se impacienta de forma ilógica.


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